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  • Regreso a clases presenciales frena crecimiento de brechas educativas

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08/02/2021

La reapertura de colegios anunciada en Bogotá tendrá repercusiones positivas para el desarrollo presente y futuro de la niñez, según estudio de la Escuela de Gobierno.

En 2020, un 2,5 % de estudiantes de 753 hogares encuestados en Bogotá desertaron. El riesgo es que la cifra podría triplicarse este año. Por eso la reapertura gradual anunciada por la Alcaldía de Bogotá permitirá que niñas, niños y adolescentes continúen con su proceso de desarrollo cognitivo y emocional, focalizando esfuerzos en los más vulnerables.

Así lo recomienda el informe “Covid-19 y educación en Bogotá: Implicaciones del cierre de colegios y perspectivas para el 2021”, de la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo de la Universidad de los Andes, el Centro Nacional de Consultoría y Probogotá.

Sandra García, profesora de la Escuela de Gobierno, resalta que es importante procurar que los estudiantes permanezcan conectados con el colegio y tengan acceso a un proceso de enseñanza y aprendizaje de calidad. Todo esto sin importar el estrato socioeconómico o si el colegio es privado o público. El contacto con maestros y compañeros será también clave.

La encuesta telefónica que se realizó entre el 24 de noviembre y el 14 de diciembre de 2020, a hogares de todos los niveles socioeconómicos donde habitaban niños y adolescentes entre 5 y 18 años mostraba que cerca de una tercera parte reportaba baja motivación a la hora de realizar las actividades en casa. Además de que el 35 % de cuidadores considera que los estudiantes se sienten más ansiosos y el 33 % más sobrecargados con respecto al periodo previo de las clases no presenciales.

De hecho, el 31 % de cuidadores afirma que la relación en casa con el estudiante empeoró durante las clases a distancia. La percepción es más negativa en los estratos más bajos.

El documento "COVID-19 y educación primaria y secundaria" de la profesora Sandra García, experta en temas de pobreza e inequidad, educación básica y media, evidencia que en situaciones de desastres naturales o de epidemias el cierre de escuelas tiene un efecto negativo en el aprendizaje que puede permanecer en el largo plazo:

“En Pakistán, el terremoto de 2005 ocasionó el cierre de colegios por 14 semanas, lo que condujo a una pérdida de aprendizaje en los estudiantes de aproximadamente 1,5 años de escolaridad. La desventaja se concentró en los más vulnerables, cuyas madres no habían completado la educación primaria”, destaca el informe.

Lugar de protección y socialización

La investigadora asegura que, si bien en la crisis los estudiantes están recibiendo algún tipo de educación a distancia, el acceso y calidad depende de los recursos para estudiar en casa y estos están distribuidos de manera desigual. Esto implica que niños y adolescentes más vulnerables estén en riesgo de sufrir pérdidas de aprendizaje.

La encuesta adelantada en Bogotá muestra que las brechas más grandes se dan en la disponibilidad de computador o de tableta: 70 %, de estratos 1 y 2; versus 87 %, estrato 3; y 100 % para estratos 4 al 6. En la exclusividad de los dispositivos en el hogar, los estratos más bajos son los más afectados.

Sobre las horas dedicadas al estudio durante las clases no presenciales, 32 % de estudiantes en colegios oficiales dedicó 3 horas o menos al día, frente a un 11 % de los estudiantes en colegios privados. Por estrato, 28 % de los estudiantes en estratos 1 y 2 dedicó 3 horas o menos diarias al estudio, frente al 7 % de los de estratos 4, 5 y 6.

Un 46 % respondió que es muy difícil mantener la rutina de estudios y actividades escolares en casa, sin embargo el 74 % de cuidadores considera que las actividades asignadas han contribuido al aprendizaje de los niños.

Sin duda, asegura la investigación, la apertura de colegios evitará la ampliación de brechas educativas, más aún cuando las estrategias de educación a distancia no están llegando a todos con la misma calidad y el acceso a la conectividad o dispositivos no es posible en el corto plazo.

La socialización, otro de los factores esenciales para el regreso, es irremplazable en la distancia y recuperarla es fundamental para garantizar los procesos de aprendizaje.

Los colegios son también lugares de protección para los estudiantes. “Al estar en contacto diario, los profesores y el personal juegan un papel protector frente a posibles vulneraciones en su seguridad física y mental que se presente en los hogares y así prender casos de alarma”, argumenta García.

En África, por ejemplo, durante la epidemia del ébola, las tasas de maltrato y abuso infantil aumentaron de forma significativa y en Colombia los casos de violencia intrafamiliar que, de acuerdo con Medicina Legal, pasaron de 5.138, en enero de 2020 a 21.485 para mayo del mismo año.

Más de la mitad de las personas encuestadas en Bogotá se mostraron a favor de reabrir los colegios, en una mayor proporción los estratos 1 y 2 y los estratos 4, 5 y 6. Algunas de las razones expuestas fueron que los niños se pierden de socializar en la escuela y que deben regresar porque no están aprendiendo de las clases remotas. En una menor proporción dijeron que la virtualidad afecta la salud mental de los niños.

En este nuevo inicio de reapertura, la investigación recomienda que la prioridad es proteger la salud de las personas involucradas en el regreso y para esto resulta vital contar con protocolos de bioseguridad que minimicen el contagio: distanciamiento físico, higiene y prevención en salud.

“Se tendrá también que medir el nivel de aprendizaje en áreas críticas como lectoescritura y matemáticas para identificar rezagos y así poner en marcha estrategias para la recuperación del aprendizaje”, puntualiza Sandra García, doctora en Política Social, de la Universidad de Columbia.